Dios no está decepcionado de mi tristeza
Feb 11, 2023“LLEVO TANTOS AÑOS DE CREER EN DIOS Y ME SIENTO TAN DEPRIMIDA. DIOS DEBE ESTAR AVERGONZADO DE MI”
Te cuento un secreto: La frase que acabas de leer no es de uno de mis clientes, era una mentira que se anidó en mi cabeza por muchos años. SÍ, en esta cabecita. Aun siendo profesional en salud mental y estudiante ávida de temas teológicos: YO PENSABA QUE DIOS ESTABA AVERGOZANDO DE MI DEPRESIÓN.
Cansada de esta batalla entre mi fe y mis emociones me sometí a la dirección de Dios para que me mostrara la salida y esta búsqueda dirigió mis pasos a una terapia donde pasaría un proceso de sanidad por cosas de mi pasado. Las emociones negativas que experimenté en este proceso fueron tan fuertes, que sentí que era imposible que Dios estuviera contento conmigo.
¿Lo has pensado? “Yo debería ser fuerte”, “Yo debería tener esperanza y fe”, “Yo debería hablar con autoridad de Su verdad y parar de sentir esto” “Soy una hipócrita al hablar de Él y sufriendo con esta depresión”.
¡Gracias a Dios estaba equivocada! En todos mis años de caminar con Jesús y después de este proceso he entendido que Dios no estaba y nunca ha estado decepcionado por mis luchas emocionales. Entendí que Él nunca me juzgó en mis tiempos de depresión, pensamientos de muerte y ansiedad incontrolable; que Él me hizo con un espíritu y un alma y que el hecho de que mi alma estaba enferma no significaba que mi espíritu lo estaba. Y paso a paso, con su ayuda y la de alguien que entendía mi batalla, pude alinear mi alma con Su Espíritu y caminar hacia la sanidad que Él me prometió.
Y hoy vengo a pasarte a ti la misma esperanza en caso de que te sientas igual. La verdad es que, a pesar de nuestros años junto a Dios, a veces hay heridas que no han sanado completamente. Una herida no puede ser sanada bien cuando no sabes dónde está o cómo se ve. Dios a veces propone que nos sometamos a estrategias que no parecen “espirituales” para cumplir Su propósito de sanidad. Él puede usar personas y herramientas que nos ayuden a investigar y/o hablar a fondo de nuestras heridas para abrir puertas a esas partes difíciles de nuestra vida pasada con el fin de sanarlas correctamente.
No tengas duda que a pesar de que tu historia te lleve a experimentar rabia, tristeza, desilusiones o desesperanza, Dios no está decepcionado. Él está activamente llevándote de la mano y haciendo un cambio profundo en ti.
Las dolencias mentales y emocionales no son más que un síntoma de que nuestra alma no está completamente sana. No dudes que Dios te puede llevar a un lugar de quebranto antes de sentirte libre. Permite que Él entre y sane todas tus heridas.
Salmo 23:4 “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
Medita y habla con Él:
Dios, en los versículos de hoy puedo ver que Tú eres...
Estoy agradecida por...
Hoy decido confiar en Tí en esto...
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